TXOMIN ARANA SUPERANDOSE EN EL DIA A DIA-DEIA

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TXOMIN ARANA SUPERANDOSE EN EL DIA A DIA-DEIA

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NO ha sido un año sencillo para Txomin Arana. Ayer se cumplieron once meses desde que sufriera la caída que lo cambió todo. La cabeza del piloto de Ereño ha sido en este periodo una montaña rusa. Ganas de echar la toalla y dejar la moto para siempre, momentos de alegría máxima al ver como la espalda soldaba con garantías o bajones de última hora al ver estancamientos en su recuperación. Son los sentimientos con los que ha convivido desde que sufriera una fractura en la vértebra T7, mientras la T6 y T8 quedaban comprimidas. La rehabilitación ha sido larga y todavía queda un tiempo para ver de nuevo a Arana sobre la moto, pero el final del túnel está cerca. La luz alumbra fuerte y el Rally de Cerdeña, que se disputa del 10 al 15 de junio, es su principal objetivo. Todo con la vista puesta en el Dakar. “Si llegamos a Cerdeña, estaremos en el Dakar seguro”, afirma optimista.

Ese optimismo ha sido una de las bazas de Arana durante la recuperación. Su único objetivo era volver a competir y para ello ha exigido al máximo a su mermado cuerpo. Mental y físicamente. Arana ha hecho todo lo que ha podido y eso le ha servido para acortar los plazos significativamente. “Al principio le dije al mecánico que no volvería a montar en moto, pero nada más llegar a casa ya tenía ganas de pilotar. Solo pensar en eso me ha ayudado, no ha pasado un año y ya me han quitado los tornillos, se ha adelantado un par de meses y la espalda se ha soldado bien”, explica. Aunque en este periodo, también ha habido momentos bajos, días llenos de dudas en los que la cabeza quería más, pero la espalda no paraba de avisar de la gravedad de la lesión. “Bien, aunque hasta ahora he estado un poco bajo. Después de la operación, he estado dos semanas parado y mentalmente no me encontraba bien. Quería entrenar, empezaba a hacer algo y enseguida se me abría la herida, sangraba mucho”, cuenta.

 

Con el cuerpo todavía mermado tras la última operación, los músculos de la espalda dañados y las costillas doloridas, Arana ya ha empezado a entrenar, pero reconoce que no lo hace con la intensidad que le gustaría: “Solamente respirar hondo me duele y en los brazos noto dolores. Por ahora solo puedo hacer rodillo e ir rodando suave suave. Ya veremos cuándo puedo empezar a salir a la carretera o con la bici de montaña”, apostilla. Entrenar y entrenar. Es la única fórmula de la recuperación. Arana la ha llevado a rajatabla y poco a poco su cuerpo mejora. Aun así, esa ansia por subir a la moto y darle gas no desaparecen de su mente. Sabe que todavía falta tiempo, pero sueña con volver a volar sobre las dunas y a derrapar por las sinuosas pistas: “Tengo muchas ganas de montar. No sé cómo estaré, pero iré rodando suave y cogiendo feeling a la moto. Después de un año me costará, pero lo conseguiremos”.

Una caída como la que sufrió Arana en Abu Dabi haría claudicar a más de uno. Dejar la moto para siempre y centrarse en otros menesteres. Pero el de Ereño, como ocurre con la mayoría de los pilotos, está hecho de otra pasta. A cada caída le sucede un nuevo resurgir y el temor por otro accidente no está en su vocabulario: “Miedo no me da la moto, el miedo que tengo es que no sé hasta cuánto me limita la espalda. Igual monto en moto y voy igual que antes o tengo una limitación al moverme”, comenta el vizcaino, que reconoce que su verdadero temor es “no ser competitivo o sentir dolores que me hagan sufrir sobre la moto”. Arana espera empezar a pilotar en uno o dos meses y comprobar sus verdaderas condiciones a los mandos.

Subirse a la moto será el primero de los grandes pasos que tiene que dar el vizcaino para llegar al Dakar. El segundo es Cerdeña. El gran objetivo y donde empezará el entrenamiento real. “Si no pasa nada estaremos en Cerdeña. El año pasado estaba inscrito y como no pude ir, nos guardaron la inscripción. El objetivo es salir y verme en una situación de carrera”, declara. Esa es la única idea que corre por la mente de Arana de cara a la prueba italiana, aun así, pese a que ni siquiera ha subido a la moto, su alma competitiva ya empieza a analizar las ventajas que tiene acudir a esa competición: “Es un buen sitio para volver, con una moto más pequeña y menos pesada que la del Dakar. Es un rally ratonero, con muchos cruces y hay que tener agilidad con la navegación. No es una prueba para ir a tope, es de ir al loro. Me vendrá bien para pensar y para darle uso al roadbook, que hace mucho tiempo que no lo toco”.

COMPETIR EN EL MUNDIAL Visto el calendario, la hoja de ruta del piloto de Ereño es muy similar a la que tuvo antes de lesionarse. La idea es competir en la mayor cantidad posible de pruebas del Campeonato del Mundo y luego entrenar mucho la navegación por su cuenta. Mismo guion, pero mentalidad completamente diferente. “Hasta no verme en Cerdeña no sé cómo haré el resto de la temporada”, reconoce. La caída llegó en el mejor momento, Arana cumplía a pasos agigantados ese complicado tramo que lleva a un piloto a pasar de ser una revelación a ser un fijo entre la élite. “Me da mucha pena. Fue un error, tal vez corrí demasiado para quitarme la espina del día anterior y llegó la caída. Me quedo con que lo hice lo mejor posible, estaba en un buen nivel y ahora toca tratar de recuperarlo. Creo que pasará tiempo, pero lo conseguiremos”, afirma.

El de Ereño, de todos modos, se proyecta siempre optimista. La caída llegó en el momento en el que los equipos oficiales empezaban a fijarse en el vizcaino. Pero para Arana el pasado se queda en el pasado, su vista está en el futuro y aunque “ahora no soy competitivo porque estoy parado”, no pierde la esperanza de cara al Dakar y lanza el guante a los pilotos de la edición de 2018: “Intentaremos hacer lo máximo y a ver si podemos estar entre los quince primeros, como la última vez”.

UN REPORTAJE DE JOKIN VICTORIA DE LECEA.

El piloto Txomin Arana pretende regresar al Dakar. (Foto: Borja Guerrero)